perdonar
Errores en el matrimonio
¿Quién en su sano juicio, cometería errores en el matrimonio, que dañen a la persona que más quiere , sabiendo que son errores?
Nadie. Yo no he conocido, hasta ahora, a ningún cliente que me haya dicho: Si, lo hice sabiendo que era un error y que eso lastimaría a mi pareja o Si, lo hice así porque quería dañarle. No somos conscientes de nuestros errores, de aquellos que nos han generado un conflicto de pareja.
Ahora bien, esta frase es PURA REALIDAD: Aun con buenas intenciones, conseguimos pésimos resultados!!!! Los errores que cometemos sin saber, sin querer, igualmente son errores y tienen consecuencias. Las grietas que se forman en las relaciones, tiene como origen pequeños gestos a veces invisibles, una palabra, una situación, eso que no dijimos, pero también eso que no supimos pedir… errores en el matrimonio que pueden llevar a una pareja hermosa al borde de una separación.
Errores en el matrimonio
Cuando me estaba formando en coaching ontológico, nuestro profesor nos dijo esa frase. A veces, no analizamos lo que significan las frases, no las trasladamos a nuestra vida, a nuestra realidad…. Pero como yo ya había pasado por la crisis de los 40 de mi esposo, al leer esa frase, mi mente volvió para atrás y la relacioné con la situación vivida. Muchas veces yo había tenido buenas intenciones cuando cometí errores, porque incluso con esas buenas intenciones, mi esposo había sufrido, yo había conseguido un resultado diferente al que hubiera deseado… tuve pésimos resultados.
Cuando nuestro matrimonio entra en crisis, es necesario aceptar que hemos cometido errores. Sin saberlo, sin quererlo, sin ser conscientes. En el momento en el que podemos reconocer un error, estamos en disposición de pedir disculpas, de decir Lo siento, si con nuestras actitudes nuestra pareja ha sufrido. Poder reconocer un error es el paso indispensable para solucionarlo. ¿Cómo podemos no hacer algo que no sabemos que estamos haciendo? Puede parecer extraño, increíble, pero es así.
Errores, un 50% responsabilidad de cada uno
Antes de entrar en crisis, ¿eras consciente de que algunas veces imponías tu forma de hacer las cosas y que eso le podía doler a tu esposo? ¿Eras consciente de que tener la razón, a veces en temas que no tenían tanta importancia, dañaba la relación con tu pareja? ¿Eran ellos conscientes que al ceder, al no explicarnos que querían hacer las cosas a su manera, estaban cometiendo un error y eran los que propiciaban su propio dolor?
Cuando llegamos a un punto en el que se genera una crisis de pareja, es necesario asumir que cada uno tiene un 50% de responsabilidad.
Si, posiblemente, como suele ser habitual, la mujer ha conseguido, con argumentos, con buenas palabras, chantaje emocional o incluso levantando la voz, que se hiciera algo a su manera. Podemos asumirlo, en ello nos corresponde un 50% de responsabilidad. El otro 50% les corresponde a los hombres, por ceder, por su frustración cuando no saben explicarse para dejar claro que NO quieren hacerlo a nuestra manera, por su comodidad, en la que se evitan un conflicto, diciendo, Vale, hazlo como tú quieras, pero internamente se van pensando que deberíamos haberlo hecho como ellos querían.
El primero en pedir perdón es el más valiente
Los dos cometemos errores en el matrimonio. Y no solo es necesario asumir nuestra parte de responsabilidad en que nuestra pareja esté en una situación crítica, sino que también podemos pedir perdón por el dolor que pudimos generar, sin ninguna intención de que la persona que más queremos, sufriera.
A veces, desde el enfado, la rabia o la frustración, por lo que ha hecho o no ha hecho tu pareja, se te hace difícil decir Lo siento. ¿Por qué tengo yo que pedirle perdón si el también se comportó mal? o ¿Yo, decirle lo siento, si ha sido él quien se ha comportado mal?
Es necesario separar dos cosas. Por un lado, lo que a ti te ha dolido. Y por otro, lo que tú puedes haber hecho que le causara dolor a tu esposo. Si has cometido errores, si has levantado la voz, incluso aunque creyeras tener motivos para ello, discúlpate. Suavizará la situación. Mostrará tu empatía.
Error. No sabemos lo que el otro siente
A tí te han dolido algunas situaciones, y quizás tu pareja no lo sepa. Ten por seguro que él también ha tenido momentos de dolor, y no lo dijo. Ahora, en este momento , si lo notas ofendido, enfadado, a la defensiva, muy probablemente su actitud está derivada de este dolor que acumula. El no sabe que uno es quien elije que las situaciones le duelan o no, según su propia interpretación. Quizás tu tampoco lo habías pensado así. Es normal. Creemos que el otro «debería» hacer tal o cual cosa para que nosotros seamos felices… y si no lo hace… no podemos más que sufrir. En su 50% tu esposo ha cometido errores, y tú, en tu parte. No existe ninguna relación que llegue a una crisis donde una de las dos partes haya cumplido con su 50% al 100%.
Si tu pareja está pasando por un momento delicado, si discuten mucho, si hay mucha tensión, no sigas intentando que te de la razón. Para, frena, piensa.
Para mejorar una relación de pareja, para evitar un divorcio, quizás durante la crisis de los 40 del hombre, tú puedes hacer mucho más de lo que te imaginas. Ante una situación así, es importante asumir, ACEPTAR y reconocer que hemos cometido errores, y por supuesto, es el momento de disculparse.
Y lo más importante es NO JUSTIFICAR por qué has hecho lo que has hecho, sino repetir, las veces que sean necesarias (en varias conversaciones, no quieras arreglar 10 años de errores en una larga charla porque solo conseguirás que salga corriendo) Repetir.
Lo siento, fue un error. Me disculpo.
LO SIENTO, NO ERA CONSCIENTE DE MI ERROR. LO SIENTO, AUN CON BUENAS INTENCIONES NO ERA CONSCIENTE DE QUE CONSEGUIA PESIMOS RESULTADOS. LO SIENTO, NO ME DI CUENTA QUE PENSANDO EN LO MEJOR PARA TI ESO TE HACIA DAÑO. LO SIENTO… repite la misma frase, el mismo mensaje, con distintas palabras, NO PARA QUE TE DE LA RAZÓN EN ESE MOMENTO, NO DESDE EL MIEDO A PERDERLE. NO DESDE LA URGENCIA POR QUE TE AME, sino desde la humildad y la sinceridad de reconocer que pudiste hacer algo mal y lastimarlo. Para que ese mensaje sea una semilla, sea algo que siembras en su mente y que le ayude a comprender que TU NO QUERÍAS DAÑARLO.
A nuestra pareja le resulta bastante complicado entender que no nos diéramos cuenta de nuestros errores, de estar haciéndolo mal. (y tampoco es consciente de no haberse dado cuenta de sus errores) Pero a partir de ahora, muchos de los errores que has “notado” ya no los cometerás. Esto, estos cambios que harás en tu manera de comunicarte con él, estos cambios que harás en la forma en que le hablas, le tratas, opinas, o incluso guardas silencio, son la manera de demostrarle que ahora has comprendido y cambiado.
Tus cambios tienen que notarse. NO sirve de nada que le digas, lo siento, me equivoqué en el pasado, y que ahora, en el presente, sigas repitiendo los mismos errores por los que estás disculpándote…. No, no sirve de nada.
El lo siento, un primer paso
Por supuesto, si estamos en medio de una crisis en el matrimonio, quizás ya nos ha pedido el divorcio o mantiene que no nos quiere como nos debería querer, las cosas no se solucionan con un Lo siento, me equivoqué, perdóname y que todo vuelva a ser como antes. Lamentablemente es algo bastante más complejo.
Los errores en el matrimonio a veces son las justificaciones que utiliza un hombre para hablar de divorcio o separación. Creen que su esposa es la responsable de su infelicidad (error) e incluso es muy habitual que culpen a la esposa por la infidelidad!! No, no es ser caraduras. Es que así lo están viviendo. Suelen decir «Me sentía solo, tú no me prestabas atención». «Éramos como compañeros de piso y no una pareja»
Como te decía, esto es cuestión de tiempo. Una persona que lleva pensando durante semanas, meses, que todo va mal entre ustedes, que no es feliz, que no siente lo que debería sentir, que vive en una relación que le hace mal, que le asfixia, pensando que no vas a cambiar no podrá ver el futuro juntos como algo mágico de un día para el otro. Necesita tiempo para reelaborar sus pensamientos y cambiarlos por otros.
Aceptación
Tu impulso “primitivo” es querer sentarlo y soltarle un monólogo con el que tratas de convencerlo de que se equivoca, de que hay futuro juntos, de que te tiene que perdonar, de que tiene que darle una oportunidad a la relación , de que va a volver a amarte…. Tu impulso ante una situación de crisis que te produce dolor, es querer que esto se resuelva YA, en una sola conversación, en la que tu pareja comprenda , te dé la razón y cambie su frialdad por el cariño al que te tenía acostumbrada….
Desafortunadamente en 11 años de profesión, jamás he visto que esto ocurriera. Lo que si he visto ha sido cometer el error de querer hablar, hablar, y hablar, desde la desesperación normal que se siente en esta crisis. Presionar, soltar un monólogo interminable, del que escapan rebatiendo cada palabra que sus mujeres les han dicho.
No quieras que te dé la razón en una sola charla.
Con tu pareja, ahora, es mejor UN PAR DE FRASES concretas, cortas, un par de preguntas, y luego el silencio, luego te retiras, para que medite, para que piense, para que elabore una respuesta, una opinión.
Aprender a utilizar este tipo de comunicación ahora es muy importante.
Un mensaje, concreto, como en los anuncios de la televisión, que buscan las mejores palabras porque cada segundo de publicidad les cuesta un dineral… Asi es como habrá que hablarle algunas veces. Cada palabra que digas es vital y carísima. NO hables de mas, no desperdicies las oportunidades en las que te está escuchando. Si empiezas a hablar y hablar, a no decir nada, a repetir frases y afirmaciones con las que no está de acuerdo, DESCONECTARÁ. CAMBIARA DE CANAL.
Puedo ayudarte
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Superar una infidelidad. El sufrimiento es opcional
¿Es posible superar una infidelidad? ¿Cuánto se tarda en superar una infidelidad si seguimos juntos? ¿Se supera mejor si me separo? ¿Voy a poder olvidar algún día? Estas son algunas de las preguntas que recibo de mujeres que han enfrentado la infidelidad de su esposo. Su meta es superar una infidelidad, pero todo son dudas, todo duele tanto, que a veces se hace muy complejo.
Superar una infidelidad
Vivir el tsunami que supone una infidelidad es algo traumático. Es como haber tenido un accidente de tráfico y durante un tiempo, cuando ves un vehículo, a tu mente vienen pensamientos que te angustian. Te preguntas sin cesar: ¿volveré a chocar? ¿Cómo puedo estar segura de que no ocurrirá otra vez? Tu mente, ante estas situaciones de «trauma» activa un sistema de alerta, todo puede dar miedo. Y el sufrimiento posterior es el estrés postraumático.
A menudo es más duro que la muerte de uno de nuestros padres. Cuando mi papá falleció, de un infarto, de un día para el otro, sufrí, lloré, quería romper todo. Yo tenía 24 años y mi papá 50. (los que cumplo yo dentro de 2 meses) No debía irse tan pronto. ERA BUENO. NO SE LO MERECÍA. Y a pesar de que aún lo extraño y aún me da bronca y aún me duele no tenerlo, puedo decirte que ese dolor no fue tan grande como la desesperación al pensar que podía divorciarme, perder a mi compañero de vida. El sufrimiento que acompaña a una infidelidad es terrible. Si lo estás viviendo, o has pasado por ello, no hace falta que te dé más detalles de lo doloroso que es.
¿Por qué duele tanto la infidelidad?
Formar una pareja, contraer matrimonio, tener hijos, construir juntos nuestra familia es algo que hacemos de a dos y con ilusión. Y que cambió tu mente. Ya no planificas pensando solo en ti, sino en los dos, los tres, los cuatro… en el bienestar de tu familia. Tus proyectos de vida no los haces junto a tu padre, tu madre, tus hermanos. No. Sabes que están, los quieres, y por supuesto te dolería que algo les pasara. Sin embargo, tu vida, tu futuro, tus sueños e ilusiones las has construido junto a tu pareja.
Lo que más sufrimiento está generando son tus pensamientos. Por eso, para superar una infidelidad podemos pedir ayuda y tener las herramientas que ya ayudaron a otras personas a dejar de sufrir. Se produce un duelo y este duelo tiene fases. Cada una de ellas suponen un reto y a veces es fácil quedar atascadas en alguna de ellas por más tiempo del que nos gustaría.
Dos de mis clientas tenían 60 años cuando comenzaron a trabajar conmigo en el taller de Sanación Emocional. En ambos casos, la infidelidad de su esposo había ocurrido muchos años atrás. En una de ellas, más de 20 años, ¿la crisis de los 40? Quizá.
El sufrimiento es opcional
Es probable que ambas, además del dolor y de la edad, también compartieran que sufrir es algo sobre lo que no tenían control. Si te encuentras en una situación así, no lo olvides: El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional y esa «opción» está en tu mano. Quizás tengan que pasar 20 años para que te decidas a pedir ayuda y a sanar, ojalá lo hagas mucho antes.
Imagínate que tienes un dolor estomacal. Se repite cada mes. Te incomoda. El malestar ocurre bastante seguido. Vas al médico, te hacen pruebas y te dicen que se debe a que eres alérgica a la lactosa. La indicación del médico, que obviamente sigues al pie de la letra es dejar de tomar lactosa. ¿Se te ocurriría, una vez diagnosticada y sabiendo el daño que te estarías provocando, tomarte todos los días, todas las noches, un vasito de leche? No, desde luego que no, sería absurdo.
Tan absurdo como lo que hacemos cada día, cada semana, cada año, con los pensamientos que generan dolor. Con el recuerdo de un pasado que ya no podemos cambiar. Día tras día volvemos a pensar en lo mismo. Año tras año, mis dos clientas que ya contaban con más de 6 décadas de vida, aún permitían a su mente repetir una y otra vez los pensamientos y las conductas que les estaban impidiendo superar una infidelidad ocurrida muchos años antes.
Revolcarse en el dolor es opcional. Por muy difícil que hoy lo veas. Sanar, perdonar, olvidar, pasar página y volver a ser feliz es tu mejor opción.
Se sufre en silencio, a veces, por décadas.
Mis dos chicas llevaban un par de décadas sufriendo. Habían ocultado la infidelidad, la habían escondido, para que nadie se diera cuenta. Pero se habían quedado atascadas en las fases del duelo. Incapaces de hablar con alguien por miedo a ser juzgadas, por miedo a que familiares o amigos les dijeran que deje a ese hombre. Sepárate, No lo perdones. O por miedo a sentirse juzgadas como débiles, dependientes emocionales o personas sin dignidad, por haber elegido el DIGNO OBJETIVO de mantener unidas sus familias.
La sociedad, en general, juzga tanto a quien perdona la infidelidad que a veces, algo que ocurre en el 85% de las parejas, se acaba viviendo como un pecado mortal y como algo que hay que esconder, guardar dentro de una misma y cargar en soledad, sufriendo, por décadas.
Puedes decir Basta, se terminó
Así mismo me decía una de mis chicas que había pensado al escribirme, al encontrar mi página. Basta. Se terminó. Estoy cansada de sufrir. Quiero ser feliz, ya es hora. Nadie puede hacer esto por ti. Nadie puede sanar tus heridas emocionales si tú no lo haces. Nadie puede perdonar ni perdonarte, si tú no emprendes este camino. Nadie puede sacarte esos pensamientos de dolor de tu corazón, de tu mente, si tú no trabajas para hacerlo. Es difícil. Si. En nuestro taller, en aproximadamente un mes y medio, puedes ir aprendiendo a gestionar tus emociones, a tener herramientas que acaben con el dolor. Se terminó.
¿Qué vas a hacer con ese pensamiento que todas las mañanas se presenta? ¿Tomarte ese vaso de leche? ¿O vas a elegir tomar otra cosa? ¿Vas a decidir pensar diferente?
Es cuestión de tiempo que la mente deje el antiguo hábito. Pero para conseguirlo es necesario poner en práctica cada táctica y cada técnica hasta lograrlo.
Cuando tu vida se sacude, si te ha golpeado la infidelidad, una crisis de pareja, toda tu vida queda patas arriba. ¿Por qué me ha hecho esto? ¿Por qué tanto dolor? Tu vida, patas arriba y tú tan desconsolada porque jamás te hubieras imaginado que algo así podría pasarte a ti, a ustedes!! Todos creemos que la persona infiel es una persona horrible, un mujeriego, alguien sin valores y principios, pero jamás tu esposo. ¿Él? Imposible. Mi esposo siempre fue un hombre bueno
Aceptación
Te quedas atascada en el dolor mientras repites el pensamiento que te genera ese dolor. El vaso de leche, ¿recuerdas?
¿Por qué me hizo esto a mi? El camino para dejar de sufrir es dejar de repetirte las mismas preguntas. Despersonalizando la situación. No te hizo esto a ti, le pasó a él. ¿Puedes pensarlo así?
¿Leíste mi primer libro, Qué le pasa a mi esposo?
Esto no pasa porque nos lo merezcamos, ni porque seamos dependientes emocionales, ni porque nuestro esposo se haya convertido en un monstruo. Las grietas en la relación y las hormonas fueron piezas de este puzle. De lo que le pasó a tu esposo.
Y como él es parte de ti, como mi esposo es parte de mi, como el marido de mis chicas es parte de ellas, DUELE. Es imposible que No duela. Lo raro sería que venga un marido, le diga a su esposa, tengo una amante y su esposa le diga, Ah, ¿si? no pasa nada. Ven, charlamos un ratito, me cuentas y lo arreglamos. !!!¿Te imaginas?¡¡ Eso si sería algo rarísimo!!