¿Tiempo para qué? ¿Para qué se necesita tiempo cuando te amas y llevas 21 años con tu pareja? ¿Me ha dejado de querer? ¿Se quiere separar de mí y lo del tiempo es una manera menos fuerte de pedirlo? ¿Tiene otra?
¿Tú también te haces miles de preguntas? Entonces estoy segura de que sabes perfectamente cómo me sentí aquel día. ¡EN SHOCK!
Éramos felices, todo aquello no tenía sentido. Pero por mucho que le hablé su idea seguía siendo la misma…“lo nuestro se ha roto, ya no te quiero, hace tiempo que nuestro matrimonio no funciona”. Todo lo que decía me parecía irreal.
A los dos días descubrí que había otra persona, a los cinco, quién era esa persona. Nada de eso era comprensible. ¡Mi esposo me quería!! ¡Hasta unos días antes de aquello todo era normal!!
En un mes adelgacé 10 kilos, mi mente, como la tuya ahora, no paraba de pensar y pensar en cómo evitar que todo se derrumbara o cómo conseguir que mi esposo estuviera dispuesto a darle una oportunidad a nuestro matrimonio.
Él, sin embargo, llevaba meses haciendo deporte, corriendo, nadando, montando en bicicleta. Había cambiado su forma de vestir. Escuchaba otro tipo de música. Había puesto contraseña a su teléfono, llegaba tarde a casa, no contestaba a mis mensajes, se desentendía de todo… No quería estar con los niños, ni tampoco estaba interesado en los eventos familiares… No lo vi. No vi que estaba entrando en una crisis de la mitad de la vida y aquello ahora nos estaba sacudiendo como un terremoto interminable.
Las piezas comenzaban a encajar, pero aun así no comprendía por qué me estaba sucediendo todo aquello a mí, ¡¡a nosotros!! Nos amábamos. ¡Yo no podía haber vivido engañada durante todo ese tiempo!
En esos momentos de desesperación, en los que buscaba tener la solución para todo ese caos, me topé con una frase que me hizo cuestionar muchas cosas: No nos cambian por alguien mejor, nos cambian por alguien más fácil.
Entendí entonces que mi esposo no se estaba separando de mí. Se estaba separando de una situación de convivencia que le resultaba difícil.
Mi mente no paraba de pensar. De atar cabos. De hacerse preguntas: ¿En qué estoy, yo, siendo difícil?
Por más que intentaba convencerlo de que podíamos ser felices, era inútil. Su idea seguía siendo la misma: “no siento lo que debería sentir, nuestro matrimonio está muerto, quiero el divorcio”…
Todo era incomprensible. Ese hombre parecía alguien completamente diferente al que yo conocía.
Pero me negué a aceptar que simplemente nuestro amor podía haber muerto, fui comprendiendo que yo podía hacer mucho más para recuperar nuestra relación. No sería fácil, pero si nos divorciábamos, no sería porque yo no lo hubiera intentado todo.
Puse todo de mi parte para que volviéramos a ser felices. ¡Y funcionó! ¡Quería lograrlo! ¡Y lo logré! ¡Lo LOGRAMOS!
Si sigues aquí leyendo mi historia, (tu historia), seguro que es porque tú misma estás comprobando como la vida nos sacude sin avisar. ¡Quizás para despertarnos!
Y eso fue lo que hice. Despertar y actuar.
Una vez que pasó el tsunami, decidí formarme en Coaching Ontológico, Inteligencia Emocional, Comunicación Asertiva, para que me ayudara a seguir teniendo respuestas y así completar el puzle de lo que nos había sucedido.
A través de mi propia experiencia personal, con la formación profesional necesaria, cada día, comienza mi trabajo:
- Guío a mujeres a frenar la infidelidad.
- A superar este duro momento de sus vidas, a entender su dolor y el de su pareja.
- A comprender sus errores y aprender de ellos.
- A recuperar la felicidad en la relación y construir un matrimonio fuerte y saludable.
Dicen que una crisis es una oportunidad. Si se han amado, esa oportunidad existe.
Escríbeme ya. El tiempo va en contra.