Perdonar y olvidar
Cómo evitar el sufrimiento cuento Los dos Lobos
No quiero sufrir…. Ya no quiero seguir sufriendo…. No quiero volver a sentir este dolor….. ¿Te ha ocurrido? ¿Te cuestionas cómo evitar el sufrimiento pero no lo has conseguido aún? Si me acompañas, profundizaremos en lo que tú puedes hacer para cambiar esto. Comprobarás que tienes una herramienta (si, ya la tienes) que es más efectiva que los ansiolíticos y los antidepresivos.
Pensar es como respirar. ¿Te has fijado en eso? Voy a compartir contigo el relato de Los Dos Lobos. Los cuentos con moraleja para adultos son una herramienta antiquísima de la que el coaching hace buen uso. Si tienes ira, rabia, miedo, frustración, preocupación, rencor, o cualquier emoción dolorosa, y no sabes cómo evitar el sufrimiento que estas emociones te producen, te invito a seguir leyendo. Tras el cuento te explico la relación que hay entre éste y lo que te decía sobre pensar.
Los Dos Lobos
El anciano jefe de una tribu estaba teniendo una charla con sus nietos acerca de la vida.
Él les dijo:
“Una gran pelea está ocurriendo dentro de mi, desde que nací…, es una pelea entre dos lobos”
Uno de los lobos es maldad, cobardía, temor, ira, envidia, dolor, vanidad, indolencia, arrogancia, culpa, resentimiento, inferioridad, orgullo, mentiras, rencor y avaricia.
El otro es bondad, amor, alegría, paz, voluntad, armonía, esperanza, generosidad, amistad, empatía, serenidad, sabiduría, fortaleza, compasión, humildad, dulzura, y verdad.
Esta misma pelea está ocurriendo dentro de ustedes, y dentro de todo ser humano.
Los chicos lo pensaron por un minuto y uno de ellos le preguntó:
Abuelo dime: ¿Cuál de los lobos ganará la pelea?
El anciano jefe respondió, simplemente…
– “El que Tú alimentes “
El precioso cuento de Los dos Lobos pertenece a la tradición Cherokee.
¿Qué harás cada vez que la cobardía, el orgullo, el rencor o la culpa te pidan comida? ¿Seguirás dándoles alimento?
¿Y cuando llegue la ira, el deseo de venganza, la soledad o el dolor por un engaño? ¿Dejarás que te roben tu presente?
Cada vez que el miedo, la incertidumbre, la negatividad acudan a tu mente…..¿permitirás que tengan lugar en tu mente?
Gana el lobo al que tú alimentes. Recuérdalo siempre.
Cómo evitar el sufrimiento
Retomando la pregunta que te hacía en el primer párrafo… ¿Te has fijado que pensar y respirar se parecen bastante?
Son actos tanto involuntarios, como voluntarios.
Y ahí está la clave para evitar tu sufrimiento. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. ¿Por qué? En el siguiente apartado lo comentamos.
Respirar es algo que tu cuerpo hace de forma automática, refleja. La evolución decidió que el acto de respirar debía ser involuntario, porque sino ¡¡¡podríamos olvidarnos de hacerlo!!! Respirar es tan vital que no podía ser una «elección». Sin embargo, el ser humano puede convertir este acto reflejo en un acto voluntario. Puedes decir: Voy a hacer una inspiración profunda. (Hazla ahora, llena tus pulmones, pon la espalda recta, tira los hombros hacia atrás, deja que tu caja torácica se llene de oxígeno)
¿Lo has podido sentir? Cuando voluntariamente hacemos una inspiración profunda, nos cargamos de energías. También podemos respirar jadeando, como a la hora del parto, para sentir menos dolor… Podemos respirar involuntariamente, o «a voluntad».
Pensar a «voluntad»
Te decía que pensar es muy parecido a respirar. Los pulmones, tu diafragma, los músculos y órganos de tu cuerpo que intervienen en la respiración, pueden trabajar solos, o pueden trabajar a tus órdenes. No puedes decirle a tu estómago, «haz ahora la digestión». Ni puedes decirle a tus riñones que es hora de trabajar más. Pero si puedes hacerlo con tu respiración. Y también con tu mente. El cerebro funciona, incluso mientras duermes, pero cuando despiertas, puedes comenzar a decirle qué quieres que haga.
El dolor es obligatorio, el sufrimiento es opcional.
Entonces, déjame que responsa a tu pregunta. ¿Qué relación hay entre respirar, pensar, el cuento de los dos lobos y cómo evitar el sufrimiento?
Gana el lobo al que alimentas.
Es inevitable que te duela perder a un ser querido, es igualmente imposible que no sufras ante un engaño o infidelidad. Hay situaciones que duelen, en el momento en el que se producen. Eso es inevitable. Pero el sufrimiento, ese dolor que «retomamos» al día siguiente, ese sufrimiento que aún cargamos pasados meses o años… es opcional. Depende del lobo al que alimentes.
¿Y cómo se alimenta al lobo correcto?
Decidiendo. Es una decisión, como cuando decides que ahora, justo ahora, vas a hacer una inspiración profunda, llenando tus pulmones, expandiendo tu tórax, para disfrutar de los beneficios de oxigenar tu sangre. NO podemos frenar a los pensamientos antes de que lleguen a nuestra mente. Los pensamientos se disparan, sin que tú decidas si quieres o no pensar en aquella persona que te lastimó. Pero el sufrimiento posterior es evitable. De ti depende.
De qué lobo alimentes. Tú puedes tomar la decisión. Los pensamientos vendrán a tu mente, pero si en lugar de alimentarlos y de hacerles sitio, en lugar de eso, los echas a patadas habrás puesto en marcha la herramienta que ya tienes para solucionar ese «como evitar el sufrimiento» que quizás llevas semanas cargando. Puedes elegir que emociones y pensamientos alimentas. El perdón en lugar del rencor. El optimismo, en lugar de la negatividad… ¿Cómo te sentirás cuando alimentes al lobo correcto?
Una vida sin ninguna situación dolorosa es algo inexistente. Al contrario, estas situaciones duras son las que forjan nuestro carácter y por lo tanto, son una oportunidad para crecer y aprender. Todos necesitamos comprender cómo evitar el sufrimiento, porque evitar las situaciones que nos harán sufrir… eso, no es posible.
Recordar… pensar sobre el pasado…. imaginar el futuro… y no precisamente uno bonito…. eso puede traerte dolor si alimentas al lobo equivocado. NO puedes decidir esa primera idea… pero SI PUEDES DECIDIR cuanto tiempo la dejarás seguir en tu mente!
En la vida no todo el mundo es justo, no todo es perfecto. Cuando alguien te defrauda, tienes dos caminos, tienes dos lobos. Cada vez que alimentas el rencor, la desolación, la ira, la frustración, la impotencia, la tristeza… ¿cómo te sientes? ¿Crees que necesitas ese dolor?
Es tu vida. La única que, de momento, tienes. Decide tú a qué lobo alimentas.
Basta. Se terminó.
Quizás ya te has cansado de sufrir, de tanto dolor, y quieres volver a sonreír, recuperar tu vida…. Elegir los pensamientos que alimentas cada día, es un paso fundamental. Otro paso es pedir ayuda. PUEDES recorrer este camino con ayuda. Perdonar, aprender a gestionar esos pensamientos del pasado, que reviven tu dolor y reabren las heridas… es algo que se puede hacer. Podemos hacerlo.
¿Te gustaría recuperar tu vida, ya, de una vez por todas? De ti depende. Si lo que has hecho hasta ahora no te ha funcionado, solo te ha dado una tregua pasajera y el dolor vuelve…. entonces, aún hay algo que necesitas aprender. Algo que puedes hacer.
Dicen que No hay mal que dure cien años… ni cuerpo que lo resista.
Es el momento de proteger tu salud física y mental futura, invirtiendo hoy tu esfuerzo y tu tiempo en sanar tus heridas, en aprender a alimentar al lobo correcto, en saber cómo evitar el sufrimiento que lastra tus fuerzas…. que te borra la sonrisa…. Nadie merece sufrir eternamente. Nadie puede hacer por ti, lo que tú sí puedes hacer por ti. Dejar de sufrir. Aprender a hacerlo.
¿Lo hacemos? Te guío.
Taller Online Sanación Emocional
Superar la infidelidad perdonar olvidar
Si has pasado por una situación dolorosa, si necesitas superar la infidelidad perdonar olvidar este dolor tan grande… te invito a seguir leyendo.
Cuento: Los dos monjes
No puedo dejar de pensar en esa mujer. A menudo miro las redes sociales y la busco, miro sus fotos. Conozco su número de teléfono, lo tengo en mi whatsapp y miro su perfil para ver que estado ha compartido o si ha cambiado la foto. ¿Cómo hago para no pensar en la amante de mi esposo cuando ya la ha dejado?
Cuando se pasa por una infidelidad, perdonar y olvidar son dos tareas indispensables. Pero no es nada fácil.
Uno de los motivos por los que algunas parejas no superan una infidelidad, incluso habiendo decidido continuar juntos, es por lo difícil que resulta controlar nuestra mente, controlar el impulso de saber sobre la amante, sacar el tema, remover el pasado, incluso durante años. Cuando esto se convierte en una obsesión puedes perjudicarte y ser tú misma quien sea un obstáculo para tu propia felicidad, para la recuperación de tu relación de pareja.
Hay una frase célebre que dice así: Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece.
Este cuento anónimo japonés del siglo XIX, perteneciente a la tradición budista Zen, sirve para comprender lo que no necesitas cargar en tu mente.
Tanzán y Ekido, dos monjes budistas, viajaban juntos. En el trayecto hacia su templo, en un día lluvioso, y por un camino embarrado, llegaron hasta un tramo donde el agua se había acumulado formando un arroyuelo. Al llegar allí, se encontraron con una joven muchacha, bellamente vestida con un kimono. Se veía incapaz de atravesar esa corriente de agua sin manchar su ropa.
–Sube, muchacha –dijo Tanzán ofreciendo sus espaldas. Y así, a caballo, la pasó al otro lado, evitando que se ensuciara.
Ekido continuo caminando junto a su compañero, en silencio, todo el recorrido. Era ya entrada la noche cuando por fin llegaron hasta el monasterio donde vivían. Una vez allí, Ekido no pudo más y hablá.
–Somos monjes y se nos tiene prohibido acercarnos a muchachas, sobre todo tan jóvenes y bellas. Es muy peligroso – dijo a su amigo Tanzán– ¿Por qué lo cargaste?
–Amigo Ekido, yo dejé a la muchacha al cruzarla, hace muchas horas. – contestó Tanzán–. ¿Tú todavía la cargas?
Desde hace 2010 acompaño a mujeres que han pasado por esta dolorosa experiencia, no solo para ayudarlas a salvar su matrimonio, consiguiendo que la relación vuelva a ser lo que ambos esperan, sino también con el taller de Sanación Emocional, en el que trabajarás la recuperación de la confianza, sabrás como procesar el perdón y recuperar, por fin, la paz.
No necesitas cargar el pasado. Cuando lo cargas, te hundes. Cuando lo sueltas, te liberas.
Viki Morandeira.
Coach Ontológico
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¿ Perder la Dignidad si perdono a mi marido ?
» Perder la Dignidad es luchar por recuperar a un hombre, que ha sido infiel, y aún quizás lo está siendo, es rebajarte como mujer»
«Me dicen mis amigas que no debería permitirle que siga tratándome así».
«Me dice mi madre que no me rebaje y que no debo perder la dignidad.»
Si tu matrimonio ha entrado en crisis, si tu esposo te ha pedido tiempo, una separación para ver si te echa de menos, para necesitarte, si te ha dicho que te quiere pero no te ama, si hay una tercera persona en su vida pero sigues amándolo, posiblemente estés pasando el peor momento de tu vida. Pero en ningún momento quieres perder la dignidad, rebajarte.
Aturdida, desorientada ante una realidad que te ha golpeado de forma violenta, porque jamás te esperabas que tu esposo te dijera algo así, habrás recurrido a familiares, amigas, y habrás escuchado que no puedes perder la dignidad por ese hombre.
Confusa y perdida, porque él, justo él, con lo buena persona que es, te ha sido infiel, te encuentras en un mar de dudas, y no sabes qué hacer, ni qué está bien o mal en este momento. Y entras en una situación de incertidumbre ¿intento recuperar a mi esposo y mantener unida mi familia o no? ¿si lucho por el es igual a perder la dignidad como mujer?
Amigos, familiares, conocidos, ante una crisis de pareja y al verte sufrir, suelen dar sus consejos, sus opiniones, a veces incluso sin que se las hayas pedido. Quieren ayudarte. Te ven sufrir y su idea es aliviar tu dolor, pero en este momento, sus palabras no son lo que tú necesitas y te pueden confundir aún más. Te pueden aconsejar erróneamente. ¿Realmente se pierde la dignidad por intentar mantener tu familia unida? ¿Realmente es indigno creer que nuestro matrimonio puede superar una crisis donde hubo infidelidad? ¿Se pierde la dignidad cuando luchas por mantener unida la familia que vio nacer a tus hijos?
Amar no es perder la dignidad
Muchas de mis clientas tienen esta duda al iniciar el trabajo juntas. ¿Estoy haciendo mal? ¿Voy a perder mi dignidad, a rebajarme como mujer si intento superar esta crisis de pareja?
Todas las veces que lo conseguimos me reafirmo en que tratar de entender porqué estamos en crisis, aprender y corregir errores y mejorar la relación no es para nada indigno. No vas a perder la dignidad por hacer lo que te pide tu corazón. Se puede luchar por tu pareja, recuperar a tu esposo y ser mejores juntos TODO CON MUCHA DIGNIDAD.
Hace poco me escribía una clienta, que ha pasado por esta situación hace dos años, tras leer en internet la publicación de un psicólogo. Estaba desolada, había hecho grandes avances en perdonar y olvidar, en sanar emocionalmente, en recuperar la confianza en su esposo y la seguridad en ella misma, pero leer una de estas frases que a veces se comparten solo con la intención de «cazar» víctimas para convertirlas en clientes, le hizo hundirse, retroceder. Esa frase hablaba de que tras una infidelidad (usaba la palabra traición) para siempre se perdía la confianza. Usaba palabras como nunca, nada, todas, por siempre….. Frases que no ayudan a una mujer que está luchando por superar el dolor que produce un quiebre de la confianza. Frases que no son verdad.
Puedo decirte que mis clientas son un ejemplo real de que muchas de estas frases que se comparten desde el dolor de haber vivido una experiencia traumática, no son verdad. Ellas confían en sus esposos, han conseguido recuperar la confianza, la complicidad, construir un espacio de seguridad y respeto mutuo donde ambos se comprometen a cuidar del otro, a que la relación no sea igual, sino mucho mejor que antes, con comunicación efectiva, plena. Si, es cierto que durante y después de una infidelidad surge un estado de miedo, de inseguridad, de dolor y desconfianza. Pero para nada es verdad que la confianza sea algo imposible de recuperar.
No compartamos frases que tengan palabras como «siempre, nunca, todo, nada, jamás», etc. Cualquiera de estas frases genera limitaciones, limita la realidad que podemos llegar a creer posible. Si nos dicen «segundas partes nunca fueron buenas», ¿qué nos sugiere si lo pensamos en relación a una pareja que se está dando una oportunidad tras una crisis, una segunda oportunidad?
Frases como esa, por ejemplo, no son verdad si las extrapolamos al mundo del cine. Hay muchas películas cuya segunda parte fue igual o mejor que la primera. Me vienen a la mente algunas como Terminator o Volver al Futuro.
Lo que leemos en internet no es la verdad absoluta o un dogma.
Y si te lo tomas como tal, posiblemente sufras.
¿Quien lo escribe? Muchas veces tenemos que centrarnos en quién escribe, en cómo se sentía esa persona al escribir eso, en lugar de aceptar como válida una frase. Puede ser una persona que está dolida, lastima, por la infidelidad de su pareja, y que no ha podido superarlo. Una persona que se siente víctima de la situación y que no ha logrado recuperar su relación, puede ser alguien lleno de ira o de rencor. ¿Y si lo hubiera conseguido, habría escrito lo mismo? Seguramente no. Yo tengo claro que creo en que las segundas partes son mejores que las primeras porque ayudo a cientos de mujeres a lograrlo, pero sobretodo porque lo vivo cada día con mi esposo. De otra forma, si no fuera una realidad para mi, me sentiría un fraude.
Puedes seguir creyendo que si perdonas a tu pareja estás a punto de perder la dignidad. O puedes ponerte la mano en el corazón y estar convencida de que es muy digno luchar por tu familia, por tu pareja, por aprender a perdonar y olvidar, por seguir teniendo esta familia, con su padre y su madre juntos.
Pasar por esta crisis, por una infidelidad, es lo más duro que quizás te ocurra en tu vida. Y se sufre, duele. Puedes caer en el error de dejar que el victimismo te arrastre, puedes envenenar tu mente leyendo frases de personas envenenadas, prisioneras de lo que les tocó vivir. O puedes pasar de largo y buscar frases , ideas, pensamientos que te inspiren y te recuerden que VIVIR ES UN REGALO.
Sufrir es una elección personal, que es , muchas veces, el resultado de malas decisiones, como revolcarse en el fango de recuerdos malolientes y apestosos. El dolor es inevitable. Eres un ser humano y los seres humanos somos seres emocionales, que algunas veces sufren. Pero permanecer en el dolor, durante meses o incluso años, es una elección personal (equivocada).
Cualquiera puede sufrir toda la vida por una infidelidad. Eso es fácil. Basta con que cada día permitas que los cuervos-recuerdos lleguen a tu mente, los alimentes y les hagas un lugar, los dejes quedarse y atraerán , con sus ruidos, a otros cuervos, que te arruinarán el día, la semana, el año, la vida.
Pero no es obligatorio que permanezcas en el dolor. Como tampoco perder la dignidad es una consecuencia directa de apostar por entender qué ha sucedido en tu vida y la de tu esposo para que estén viviendo algo tan doloroso como una infidelidad y una posible ruptura. El futuro aún no está escrito y tú lo puedes cambiar. Porque todo cambia en nuestra vida y en la vida de los demás, cuando tomamos decisiones.
Coach Ontológico
No consigo perdonar a mi pareja Cuento: La cárcel del miedo
Hablemos del perdón. No podemos hablar del perdón sin referirnos al dolor. No consigo perdonar a mi pareja… ¿Retumba esa frase dentro de tu cabeza? Por lo general, cuanto mayor es el dolor que sentimos, cuanto mayor es el daño que se ha producido, mayor es nuestra necesidad de procesar correctamente el perdón. Podrás aprenderlo. Puedo guiarte, lee hasta el final.
Perdonar una infidelidad es uno de los procesos más enriquecedores que podemos experimentar en una relación de pareja. ¿Cómo puede ser enriquecedor pasar por una infidelidad? No, no he dicho eso. Me refiero a que después de haber perdonado, y de hacerlo de corazón y completando todo el proceso, tu vida se verá enriquecida con una serie de aprendizajes que no habrías tenido de no haber experimentado esto. Si tu mente te repite: No consigo perdonar a mi pareja, entonces, es hora de ponerse manos a la obra, y conseguirlo.
Durante una infidelidad vivimos un gran «terremoto». Todo a nuestro alrededor se sacude, se rompe, se derrumba. Se ha quebrado la confianza, aquella persona que para nosotros era perfecta, que estaba en un pedestal, de pronto cae y es incomprensible como “me puede hacer esto a mi”. Perdonar una infidelidad no es tan sencillo como decir que queremos perdonar. Es un proceso que requiere tiempo, serenidad, calma para reflexionar y que en nada ayudan las decisiones apresuradas ni las reacciones movidas por el dolor que estamos sintiendo en esos duros momentos.
Perdonar y olvidar no suele ser una tarea sencilla. Algunas veces, en determinadas situaciones, no queremos perdonar. Consideramos que algunas cosas no se perdonan, que el daño ha sido tan grande, tan injusto, que esa persona no se merece ser perdonada, sino todo lo contrario!!!
Permíteme compartir contigo un extracto de mi libro ¿Qué le pasa a mi esposo? Cómo ayudarlo y ayudarte durante su crisis de los 40. Te invito a reflexionar sobre el perdón, sobre el dolor. Una reflexión sobre la importancia de hacer un proceso de curación personal tras situaciones como una infidelidad, un quiebre de la confianza, un daño grave a un vínculo afectivo tan importante como lo es una relación de pareja. (Puedes mirar mi taller de Sanación Emocional si tienes prisa o llegar hasta el final y allí tendrás nuevamente el enlace)
(extracto del libro)
Si te cuesta perdonar….
Intenta ver este dolor que sientes como una mordedura de serpiente. Algunas tienen la boca grande y hacen heridas inmensas. A veces, curar una mordedura así puede ser largo y difícil; pero finalmente cualquier herida se cierra, cicatriza.
Por eso, no hay que centrarse en la herida, hay que prestar más atención al veneno. Porque el problema es mucho mayor si la serpiente es venenosa. Cuando se queda el veneno dentro, este impide que la herida se cierre. El veneno puede presentarse en forma de revancha, de ojo por ojo, de venganza, buscar algún tipo de justicia.
Sin quitar el veneno, este puede estar actuando durante muchos años y así, la herida no se cerrará nunca. Una herida infestada, sin cicatrizar produce un dolor que no cesa durante todo ese tiempo y tu vida pierde alegría, fuerza y energía.
Mientras tú sigas prestando atención a los pensamientos de venganza, o a la injusticia que te han hecho, la herida vuelve a abrirse y a doler. El recordar el hecho que te hace daño, produce que vuelvas a sentir el mismo sufrimiento una y otra vez sin cesar. La única manera de sacar el veneno de tu cuerpo, es dejar de querer vengarse, en resumen dejar de tener conductas destructivas hacia quien te mordió.
Como te decía solamente pensando en la venganza el veneno se pone en marcha. Si quieres que la herida se cure, deberás ser muy firme en cuanto a qué pensamientos dejas sitio en tu mente. Aquellos que te generan más dolor, son veneno y hacen que tu herida vuelva a sangrar.
En este punto, me gustaría recordarte que perdonar es voluntario. Es una decisión voluntaria y muy necesaria para poder vivir tranquila.
Te dejo unas frases para reflexionar
“Uno tiene opciones. Puede elegir la alegría y no la desesperación. La felicidad y no la lágrima. La acción y no la apatía. Madurar y no estancarse. Se puede elegir la vida. Pero el cambio y la maduración solo se producen cuando estamos dispuestos a arriesgar y experimentar con nuestra propia vida. Uno nunca esta seguro de nada. Todo es un riesgo. No hay garantía de nada. Vivir es arriesgarse a morir.” Leo Buscaglia
Ante una infidelidad podemos elegir perdonar. Podemos elegir superar esa situación que afecta al 85% de las relaciones de pareja y aprender lo que esta situación nos tiene que enseñar. Cargar el dolor y reprochar a tu pareja su infidelidad es un error que les hace infelices. El proceso del perdón, de la sanación emocional tras una infidelidad es algo complejo y que a menudo requiere apoyo profesional. Recuerda, una infidelidad no es un problema en una relación, sino el síntoma de una relación en problemas y cuanto antes abordes la solución de esos problemas, más posibilidades tendrán de recuperar la felicidad en la pareja.
“Puedo perdonar, pero no olvidar”, es sólo otro forma de decir, “No puedo perdonar” Henry Ward Beecher
Decir que perdonamos, pero no olvidamos, es intentar cerrar una herida manteniendo el veneno dentro. Nada bueno puede ocurrir si actuamos así. Ni para nosotros, ni para nuestra relación de pareja.
“¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona”. Henri Lacordaire (fraile dominico)
Es necesario recordar qué es el perdón. Perdonar es una decisión consciente, personal, es una poderosa afirmación de que lo sucedido en el pasado no arruinará tu presente, ni te privará del futuro que deseas.
Ojo por ojo y el mundo acabará ciego. Mahatma Gandhi
La vida no siempre es justa. No siempre es agradable. Pero a pesar de las situaciones dolorosas del pasado, en ti está tomar la decisión de sacar el veneno, limpiar tus heridas y procurar una buena cicatrización…. Se puede. Podemos lograrlo. Si necesitas perdonar y olvidar, para volver a ser feliz, escríbeme para trabajar juntas en el taller Sanación Emocional
No consigo perdonar a mi pareja
Cuento: La cárcel del miedo
En un lejano pueblo, un día, un hombre fue hecho preso por órdenes de quien gobernaba ahí. Fue confinado a un oscuro calabozo, al que se entraba por una gran puerta que hacía mucho ruido al abrir y al cerrar. El carcelero, traía a la vista una gran llave colgando, que el prisionero asumió que pertenecía a esa puerta, lo que hacía imposible tomarla sin que se diera cuenta.
El preso, pasó 20 años de su vida en ese lugar. Todos los días, el carcelero, abría la puerta y dejaba la comida y bebida del día para el prisionero, volviendo a cerrar la puerta.
Después de todo ese tiempo ahí, nuestro protagonista decidió que no quería permanecer mas…, pero no quería suicidarse, por lo que pensó que sería mejor atacar al carcelero cuando llegara para que este a su vez, lo matara, en represión.
Para estar bien seguro de lo que haría…, por primera vez en 20 años, se acerco a la puerta para estudiarla y al verla, no daba crédito a lo que veía…, la puerta no tenía candado alguno, solo tenía un grueso pasador que era el que hacía ruido cada vez que la abrían o cerraban.
Empezó a recordar que jamás vio al carcelero usar la llave, ni se acordaba de que alguna vez existiera candado alguno… Abrió la puerta y salió… No vio a nadie en todo el camino…
Al salir a la luz del día, nadie intentó detenerlo. Fue avanzando y avanzando, hasta que se dio cuenta de algo…, era libre… y durante esos 20 años, había tenido la misma posibilidad de serlo.
Lo que lo mantuvo encerrado no era un candado.. era su creencia de que existía un candado que lo detenía… Fueron sus miedos
(autor desconocido)
- miedo a que tu pareja crea que no dolió tanto
- miedo a que no sepa realmente cuánto daño te hizo
- miedo a ver nuestros errores
- miedo a volver a confiar
- miedo a arriesgarnos
- miedo a que las cosas no salgan bien
- miedo a volver a sufrir…