Las personas no cambian. Esta frase es una constante y se dice como motivo para dejar una relación. No creo que tú vayas a cambiar en aquello que yo necesito que cambies. Si no has cambiado hasta ahora, en 15, 20, 25 años, ¿cómo voy a creer que puedes cambiar?
Pero en realidad, cuando una persona está diciendo «La gente no cambia» lo que nos está diciendo es «Yo no quiero volver a pasar por esas situaciones en las que he sufrido». También nos está diciendo «Tengo miedo a intentarlo, a que tu cambio sea pasajero, a que cuando no tengas miedo a perderme, vuelvas a ser y actuar como antes».
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Las personas no cambian
En una crisis de pareja, cuando hay actitudes, malos hábitos, errores de comunicación, falta de asertividad, falta de empatía, esto puede traducirse en que la pareja viva situaciones que no le agradan. (Sentir soledad, falta de intimidad sexual, se pierde la complicidad y la conexión, etc) Estas situaciones, acumuladas durante meses, años, llevan a un punto de dolor intolerable. El vaso se llenó.
En un momento dado, este dolor, trasladado al futuro, se hace una carga muy difícil de aceptar. Si imaginamos que esa persona con quien convivimos “no cambiará” eso nos hace pensar que las situaciones que nos dolieron se van a reproducir en el futuro y que eso nos impedirá ser felices. En ese momento, y pensando así, puede que veamos como única salida el divorcio. Y así lo ve quien sufre y está en crisis, quien pudo hacer entender al otro aquello que le molestaba y que fue llenando el vaso. Salir de la relación cree que es la única solución.
A lo largo de más de una década trabajando con personas que han recibido la dura noticia de la petición de divorcio de sus parejas y durante mi propia crisis de pareja, he comprobado que NO ES VERDAD que las personas nunca cambien.
Cambiamos. Lo más REAL es el CAMBIO. En nuestra vida, todos los días tomamos decisiones y esas decisiones producen cambios.
El cambio inmediato
Enfrentarse a la posibilidad de ver rota tu familia, de imaginar un futuro en el que tus hijos vayan de una casa a otra con una maleta, te cambia. Y te cambió desde el mismo instante en el que tu pareja te pidió tiempo o te habló de separación. Tu pareja puede que no lo vea, seguramente no lo crea posible, pero escuchar un “me quiero divorciar” ya te cambió.
En tu 50% de responsabilidad sobre la relación que tienes, podía haber cosas que lastimaban a tu pareja y no lo sabías. El primer cambio es perder la ingenuidad con la que vivías. La sacudida te despierta. Abres los ojos y empiezas a ver desde otra perspectiva.
Una persona feliz no plantea un divorcio. Tu pareja no es feliz, no se sentía feliz, y el simple hecho de reconocer esta realidad, ya te cambió. Comprendes que su dolor le llevó a un estado emocional pobre en el que cree que la única solución para “volver a vivir” pasa por el divorcio.
También ocurre algo curioso. La persona que plantea el divorcio cambió, dejó de ir llenando el vaso, para decir Basta, así no quiero seguir. Se da una incongruencia, en la que sus cambios son evidentes, están ahí, pero no se permite verlos en su pareja. Por lo que comentábamos antes. Tiene miedo a que tus cambios sólo sean por miedo, por haberle visto las orejas al lobo y no una transformación profunda como estás experimentando y como tu pareja misma ha experimentado para hablar de separación o incluso llevarla a cabo.
Cambias porque aprendes o porque sufres
Si un médico te detecta una intolerancia al gluten, o una alergia alimentaria, cambias y reemplazas esos alimentos que ahora sabes que son perjudiciales, por otros que no lo son. El sufrimiento de comer ese alimento, hace que tú cambies.
Si llevas toda la vida comprando una determinada marca, pero lees una noticia negativa sobre esa marca, puedes, por principios, dejar de ser cliente suyo y buscar una alternativa. Cambias.
Si a tu hijo o a alguien que quieres mucho, le has dado siempre helados, nata, leche, y te dicen que eso es perjudicial para su salud, por una intolerancia a la lactosa, ese mismo día cambias. Reemplazas la leche por otros alimentos que no le causen malestar. Te haces experto en aquello que no le perjudica, buscas lo que le sienta bien.
Lo mismo ocurre con tus malos hábitos, con tus actitudes, con tus errores a la hora de relacionarte con tu pareja. En el momento en que tomas conciencia de que alguno de tus actos ha sido perjudicial para la persona que amas, cambias ese hábito, esa actitud, corriges ese error. No sabías que le hacías daño, pero ahora, lo has comprendido y no lo repetirás. E incluso puede que alguno de esos cambios también sea un beneficio para ti, te haga una mejor persona en algunos ámbitos de tu vida.
Cambiar implica…
Dicen que las personas cambiamos porque aprendemos mucho o porque sufrimos mucho. El dolor de sentir a tu familia en riesgo de enfrentarse a un divorcio, imaginar que tus hijos pueden sufrir, pero sobre todo, tomar conciencia del dolor de la persona que más amas en el mundo te lleva a buscar aprender de tus errores. Tu 50% lo podías hacer mejor. Asumir esa responsabilidad, incluso si tu pareja sigue pensando que las personas no cambian, es algo que a ti te hará estar en paz.
Tú ya has notado tus cambios. Se produjeron en un segundo, tras una noticia. Así como de inmediato es que dejes de tomar leche si te detectan intolerancia a la lactosa.
Pero estos cambios que tú ya has hecho, no son percibidos de la misma forma por tu pareja. NO está dentro de tu mente, no ha “sentido” tu click, y puede dudar y repetir que las personas no cambian.
Este es un punto importante, cuando te ha pedido el divorcio, tu pareja te ha pedido alejarse de su dolor, de las actitudes, errores o malos hábitos que sin que tú supieras, le generaron dolor. Tiene miedo que tus cambios no sean permanentes, sino algo pasajero.
Las personas no cambian
Algunas personas expresan ese temor, llegan a decir: “temo que sea porque le has visto las orejas al lobo, y que cuando yo acepte quedarme, regresar, tú te olvides de que eso me generaba dolor y yo otra vez vuelva a sufrir”. En realidad, esto es lo que sienten, lo que piensan, pero lo que dicen puede resumirse en un las personas no cambian.
Cuando tu pareja te dice “las personas no cambian”, lo que te está diciendo es: Temo volver a sufrir. Tengo mucho miedo de que se repitan situaciones en las que he sufrido y me sentiría muy mal conmigo mismo si regreso y esto ocurre.
No puedes cambiar el pasado, pero si puedes analizar todas las situaciones que han sido tensas o dolorosas entre ustedes, escuchar sus quejas, para comprender hoy lo que no habías comprendido antes. Tu pareja puede haber sacado una larga lista para justificar porqué tú le has tratado mal, no le has querido, y pueden ser incluso eventos de cuando aún eran novios. ¿Por qué? Porque cuando alguien está teniendo una infidelidad y piensa en dejar a su familia, a sus hijos, a su pareja, no puede hacerlo «por que sí». La mente le «ayuda» llenándose de disonancias cognitivas.
No es una tarea fácil. Decía Mark Twain
Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos que han sido engañados.
Hagamos una reflexión sobre esta frase.
Creemos todo lo que nos dice nuestra mente. Lo que tu mente cree como real, es para ti real. Lo que tu pareja hoy cree como verdad, en este instante es su verdad. Muchas personas inteligentes se ven engañadas por su propia mente, cuando creen, por ejemplo, que una crisis de pareja solo tiene un culpable, el otro, o cuando piensan que el otro nunca cambiará. Los sesgos, heurísticas y pensamientos distorsionados son «mal funcionamientos» mentales que todos tenemos, pero que nadie nos explicó que existían.
Ya cambió
Y ambos tienen un 50% de responsabilidad. Te guste o no. Lo quieras creer o no.
¿Por qué no cambió antes?
Cambias porque comprendes. La persona que más amas estaba sufriendo, y ese es el motivo más poderoso para el cambio. ¿Porqué antes no y ahora si?
Lo mismo puedes preguntarle a tu pareja, ¿por qué antes no cambiaste y ahora si? Si hay una tercera persona no hace falta que te responda. La mayoría de las personas en esta situación creen valiente vivir esa aventura, ser como adolescentes nuevamente, retomar la juventud, y ven como cobarde quedarse en la seguridad de su hogar, junto a su esposa y sus hijos. Las cifras de separaciones y divorcios está llena de valientes. Cuando lo realmente valiente es sentarte frente a la persona a quien elegiste para formar tu familia y abrir tu corazón, llorar juntos, aprender y crecer juntos, para darle a sus hijos la posibilidad de tener siempre una familia, como quizá tú y tu pareja la tienen.
Para divorciarse siempre hay tiempo. Para salvar una familia, una pareja, a veces solo tienes esta oportunidad.
Cambiaste ahora, porque no sabías que había algo que cambiar. Así de simple. Solo un psicópata repite conductas y actitudes que lastiman a su pareja. Los demás lo hacemos por ignorancia, porque somos diferentes, porque el otro no ha sabido expresar sus necesidades. Recordemos que una de la premisas de la comunicación dice: La responsabilidad de que la comunicación se produzca es de quien tiene algo que comunicar. Y si hablas y el otro no responde según lo que tú esperas, es porque no ha habido verdadera comunicación.
Un reciente estudio confirma que cambiamos.
Y que las personas SI cambian no lo digo yo. Puedes leer este estudio llevado a cabo en 50.000 personas.
Las personas cambian, claro que si
Casi 2 millares de personas con las que he trabajado podrían sumarse a ese estudio. Una crisis les sacudió, el dolor de su pareja se hizo evidente y cambiaron. Hoy son 2 mil hombres y 2 mil mujeres felices gracias a superar esta crisis.
Viki Morandeira
Coach Ontológico de Parejas en Crisis.
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