Los mails de «mis chicas» a veces son mágicos. Como este, en el que una de mis chicas tiene un momento de comprensión tan profundo, sobre el apego seguro en pareja, que me gustaría compartirlo. Como siempre, cambiaré los nombres y algunas circunstancias. Porque lo importante es el aprendizaje y no los nombres de las personas que lo hicieron.
Apego seguro en pareja
¡Viki! Ayer hablando con mi hija mediana tuve una revelación… Creo que incluso he sanado una herida de mi infancia.
Le pregunté a mi hija si ella era feliz. Si se sentía querida por mí y si siempre había sentido que la quería. Me dijo que sí. Y le intenté explicar que ella iba a tener un apego seguro porque se ha sentido muy querida por nosotros y eso es lo que se le había quedado grabado en el cerebro para el resto de su vida.
Conforme se lo iba explicando lo iba entendiendo yo mejor, y entendí que cuando su futura pareja le diga que la quiere, se lo creerá y no le dará más vueltas. No tendrá que estar diciéndoselo y demostrándoselo a toda hora. Estará segura de que la quiere. Tendrá apego seguro en pareja.
Esto lo había leído miles de veces, pero no lo acababa comprender y de interiorizar. Hasta que ayer me di cuenta. Y tener apego inseguro y ansioso es, ni más ni menos, que tener la creencia de que no te quieren. Porque como de pequeña no me he sentido querida, sino todo lo contrario, es lo que se grabó en mi cerebro y es lo que he sentido con mi pareja. Hiciera lo que hiciera, yo siempre dudaba. Y a la mínima que hacía me enfadaba porque mi mente me decía: «No te quiere» si no, no haría eso.
Me di cuenta ayer cuando mi esposo me dijo: «No sé qué hacer con esa cena para dos que me tocó de premio en el trabajo. Si vamos tú y yo, o se la ofrezco a mi hermana, o voy yo con ella. Pero si hago eso te enfadarás»
Yo le dije, haz lo que te apetezca. ¡Pero es verdad! ¡Tenía razón! Yo me enfadaría si prefería ir con otra persona en lugar de ir conmigo. Pero Viki, por fin, he entendido que él me va a querer lo mismo tanto si va conmigo como si va con su hermana o un amigo. Esa decisión no puede hacer que me quiera más o menos. ¡Lo que sí puede hacer que me quiera más o menos es mi reacción! Y que yo me enfade cada dos por tres, sí hará que me quiera cada vez menos. No las decisiones que él tome.
¡Pues esto que parece tan simple Viki, me ha costado entenderlo 51 años!!!!! Y lo he conseguido entender gracias al trabajo que estás haciendo conmigo.
Cuando volví a hablar con mi pareja, le dije que eligiera ir con quien quisiera, que de verdad no me iba a enfadar. Que el hecho de que a mí me apeteciera ir con él, y a él en un momento dado ir con su hermana o un amigo, me podía generar tristeza, no enfado. Pero que es verdad que antes me enfadaba, porque mi mente me decía que si hacía eso era porque no me quería. Y que ahora otra de las cosas que había aprendido era que mi mente lo dice porque es lo que creía de pequeña con mis padres y sigue creyendo eso, aunque no sea verdad. Pero que elegir ir con amigos no quiere decir que me quiera o no me quiera. Que me quiere lo mismo, vaya con quien vaya. Así que, ahora que ya lo había entendido, no me iba a enfadar.
No sé si me creyó o si me entendió, la verdad. Lo que sí sé, es que yo sí me lo creo. ¡Mi creencia ha cambiado Viki!!! ¡Y no puedo estar más contenta!
Cambiar de creencias es sanar
El apego seguro en pareja es un reflejo del tipo de apego que has experimentado anteriormente en tu vida. Incluso tras una infidelidad, puede surgir el apego inseguro y ansioso.
No es nada raro que una mujer que ha vivido la infidelidad de su pareja tenga luego dificultad para creerle cuando le dice Te quiero. Nuestra mente busca protegerse, evitarse el dolor. Y por eso, puede elegir no creer o buscar de alguna manera comprobar que eso es realmente así.
Hablando desde mi propia experiencia, puedo decirte que a pesar de tener un apego seguro en pareja, luego de un episodio de infidelidad, surgió en mí ese apego inseguro, esa ansiedad y ese no creer sus Te quiero o Estás guapa.
Sin embargo, también puedo decirte que se sana. Que estas heridas pueden sanarse cuando tomamos consciencia de ellas. Hablar, conmigo, por mail, trabajar juntas, puede ser mucho más fácil y rápido que estar años sufriendo. ¿Te atreves a sanar?
Viki Morandeira