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El peligroso juego del ojo por ojo en la pareja

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Seguramente la frase que dice, Ojo por ojo, Diente por diente, no te es ajena. Puedes haberla escuchado o hablado de ello. Seguramente no apruebas esta conducta y crees que no la aplicas en tu vida… pero… ¿tienes realmente la seguridad que no la has aplicado? ¿Sufres en tu relación sin saber que tu pareja ha iniciado el juego del ojo por ojo? ¿Tienes problemas de pareja y no entiendes muy bien por qué?

Han discutido. Estás en una punta del sofá, tu esposo mira la televisión o está atento a su teléfono móvil. Tú quieres que en lugar de mirar la televisión se acerque a ti y se disculpe, te abrace. Pero no ocurre.

Contenido

¿Por qué tengo que ser yo quien siempre lo busque? 

¿Por qué tengo que ser yo quien siempre se acerca primero cuando estamos enfadados?

¿Por qué no es él quien me busca, me pide perdón y trata de hacer las paces tras una pelea tonta?

Con estos pensamientos puedes ir alimentando la frustración, la rabia, el dolor. Y para alejar ese dolor de ti, quizás te digas: Ya me cansé, ya no seré yo quien lo busque, ya no haré cosas por él.

Y así, sin ser consciente, tu misma habrás iniciado el peligroso juego del ojo por ojo.

Las expectativas

A veces, las personas alimentan la rabia, por cosas que el otro hace o no hace y no lo expresan. Tienes necesidades, que quizás la otra persona no conoce, pero sufres pensando que no lo hace porque no te quiere, porque no eres importantes para la otra persona. Desde la frustración y la rabia dejas de amar con gestos diarios, con caricias cotidianas como preparar el desayuno, como esperarle para cenar si llega tarde de trabajar o como dedicarse un tiempo para estar juntos.

Ellos también tienen expectativas sobre lo que esperan de nosotras. Expectativas que desconoces, necesidades o deseos que no ha expresado pero que están en su mente y cada vez que no cumples con esa expectativa pueden alimentar su dolor y su frustración.

Al principio de la relación ambos dan sin medida. No te cansa nada de lo que haces por tu novio/a. Quieres que te ame, le amas y necesitas su amor. Das sin medir, das con amor y sin miedo. Crees que das sin expectativas, pero todos esperamos ser retribuidos. Todos esperamos que nuestro amor sea compensado, recompensado con más amor.

Malos hábitos

Convivir no es fácil, la vida no siempre es agradable y el estrés del trabajo, de los problemas económicos, enfrentarnos a la vida y sus retos, puede hacer que dejes la relación en segundo plano y que ocupes tu mente y tu tiempo en lo que tienes que resolver en el día a día. Sin darte cuenta, no pides lo que necesitas y tampoco están atentos a lo que podría necesitar el otro para sentir tu amor.

Justificas, en el ajetreo y el agotamiento de la vida diaria, el no tener tiempo para ustedes como pareja. Se van conformando con menos actividades solos, porque están los niños, porque asumen que no puede ser de otra manera.

Aceptan los conflictos diarios, tontos, pensando que es normal discutir en pareja. Que sea habitual no significa que tenga que ser así. La infelicidad que sientes en tu vida, por no tener el trabajo que te gustaría, por no tener la libertad horaria que te gustaría, por no tener el tiempo libre o el dinero que te gustaría, te va agotando. Y te centras en lo que no tienes, descuidando lo que sí tienes: tu pareja, tu familia.

Viven distraídos, quemados por el trabajo y todo lo que hay que hacer día a día para ir resolviendo problemas y eventos que van apareciendo. Y llegan tan cansados que no se permiten unos instantes de conexión con la persona que más aman. Esperas que tu pareja te comprenda, pero a veces no inviertes tiempo en comprenderle.

Cuidado con el ojo por ojo en la pareja

Una pareja típica, una realidad común. El hombre llega de trabajar y espera llegar a casa para relajarse, para desconectarse del ajetreo de su día, de sus problemas, para descansar. Y su mujer, está todo el día igual, ajetreada, ocupada, con problemas y sin descansar…. y espera que su esposo llegue y la comprenda, le eche una mano con los niños o con la cena…  Él espera llegar y ser recibido con una sonrisa, y ella espera que él comparta con ella el peso de la familia, de los niños y la casa. Los dos tienen expectativas y como no se cumplen, los dos sufren. A veces intentan hablar, pedirse lo que necesitan, pero sin comprender que el problema no es el otro, sino la manera en que se están tomando la vida, la actitud con la que la enfrentan.

Y llega ese día, en el que uno de los dos comienza el juego del ojo por ojo. Sin querer hacer daño al otro, sino para dejar de sufrir por esa expectativa que aunque comunicó, no se cumple.

¿Por qué voy a hacer esto por ella, si ella no hace esto por mi?

¿Por qué voy a hacer esto por él, si él no hace esto por mi?

Dejar de dar

Cuando te «autorizas» a dejar de dar, te adentras en el juego del ojo por ojo en l apareja, sin recordar esta frase de  Gandhi

Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.

¿Hay expectativas que tu pareja no cumple y sufres?

¿Diría tu pareja que todas sus expectativas están cubiertas?

Si sientes que no hace por ti lo que te gustaría o si tú no haces por tu pareja lo que sabes que le gusta, han empezado el peligroso juego del ojo por ojo, que los ha cegado y pueden acabar matando la relación más hermosa.

Se comienza con pequeñas cosas

Dejando de poner a tu pareja en primer lugar, por ejemplo, no levantándose para preparar su desayuno si se va antes que tú, no cargando las bolsas de la compra porque ella no ha querido esperarte a cenar la noche anterior. Juegan al ojo por ojo en la pareja, sin darse cuenta que ese rencor no es bueno para recibir amor. Ponen barreras que dificultan que fluya el amor.

¿Crees que a tu pareja le gustaría que tú te levantaras y desayunaran juntos o que te levantaras y le hicieras el desayuno?

A veces, su pensamiento es: Como no se levanta a darme el desayuno, yo tampoco haré tal cosa por mi pareja.

Están  ya jugando el peligroso juego del ojo por ojo, diente por diente. Como espera más de ti y espera algo concreto de ti, y no lo haces, todo lo demás no es tenido en cuenta y puede decidir pagar con la misma moneda, dando menos amor.

Al contrario también puede estar ocurriendo. Como él no hace esto por ti, tú no lo harás eso por él. Y así tu relación poco a poco irá en picado.

Actuar desde el dolor o desde el amor

Cuando actúas desde el dolor, no sale nada bueno.

Recuerda que la actitud de tu pareja hacia ti está relacionada directamente contigo. Con lo que haces o no haces, con lo que espera y no llega. Y lo mismo ocurre con tu actitud. ¿Eres con todos igual o con tu pareja, por exceso de confianza hablas desde la agresividad, al no cuidar tus palabras o tus actitudes?

Si es tu caso, si has estado jugando al juego del ojo por ojo en la pareja, decide cambiar la actitud y recupera los buenos hábitos. Si has descuidado la pareja, porque no has dedicado tiempo a escuchar a tu «amor», es hora de recuperar los momentos compartidos, los mimos al alma del otro. Tus cambios, aunque al principio puedan asombrar, si los haces con calma, sin exigir lo mismo del otro, sino dando porque te hace feliz verle feliz, también generaran cambios en tu pareja. Sembrar para cosechar.

Si no estas cosechando lo que te gustaría, a veces no hay que enfadarse con la cosecha, sino analizar qué semillas estás sembrando….

No siempre se acude a terapia de pareja, porque a alguno de los dos puede no parecerle una buena idea o cree que no servirá para nada. Eso no impide que tú si quieras hacer las cosas mejor y empieces a aprender cuáles son las situaciones que los han ido separando, para hacer cambios y tener una relación mejor. ¿Lo hacemos? Te guío. Escríbeme.

Viki Morandeira

Coach Ontológico

Mejorando parejas

 

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